El pasado 31 de enero de 2013 me alojé en este hotel. El servicio deja mucho que desear, ya que cuesta trabajo incluso recibir la llave de la habitación, ya que no hay nadie en recepción permanentemente. Esto significa que las llaves están a disposición de quien quiera, osea, sin control. El día que me alojé fuí robado, ante la total pasividad del dueño, que era curiosamente la única persona que sabía que iba a estar ausente todo el día visitando el Cañón de Somoto. Esa misma noche, evidentemente, cambié de hotel, después de denunciarlo en comisaría de policía. La otra opción era el Hotel Colonial que, a pesar de ser un poquito más caro, es infinitamente más agradable y seguro.